Birmania o Myanmar, oficialmente República de la Unión de Myanmar, es un país soberano del sudeste asiático. Desde 2005 su
capital es Naipyidó. Limita al norte con China, al sur con el mar de Andamán, al este con Laos y Tailandia, y al oeste con la India, Bangladés y
el golfo de Bengala.
La excursión surgió de improviso, como una propuesta fuera
de ruta, la guía nos ofreció la posibilidad de pasar la frontera y hacer una
visita relámpago a Tachileik localidad Birmana a la que separa de la de Mae Sai
el rio Ruak. Y como no, aceptamos.
Los puestos
fronterizos de los dos países se sitúan en ambos extremos del puente que
conecta las ciudades. Digamos que ambos los cruzamos de una manera que solo
puedo calificar de poco ortodoxa. entre un trasiego de Tais y Birmanos que
guardaban cola y eran registrados, pasamos casi como estrellas del rock, los militares haciéndonos un pasillo para que tuviéramos
mas sitio, muchas sonrisas, saludos y ninguna pregunta.
Si Tailandia es un shock cultural con occidente, en comparación
con Birmania es como si fueran los vecinos pijos. Solo el primer vistazo al
otro lado de la frontera ya nos dijo que algo había cambiado, y mucho. No había
turistas, las infraestructuras eran casi las imprescindibles, todo tenia
apariencia como mínimo de muy usado. Allí nos recibió el dueño de una compañía
de tuk tuks, que según nos dijeron tenia lazos familiares con el régimen
militar.
Recorriendo la ciudad las infraestructuras mínimas pasaron a
ser las inexistentes, mi mujer que ha visitado la india y que siempre me decía
que Tailandia en general estaba mejor aquí no pudo afirmar lo mismo. Calles sin
asfaltar, tiendas que son meros tenderetes, trabajo sin la más mínima noción de
medidas de seguridad, chabolas, ruinas y eso solo en 10 minutos de paseo. Fue
ver una miseria sin tapujos, sin adornos turísticos, la realidad de esa parte
del país.
La primera parada fue en un monasterio de monjas budistas, y
fue nuestro primer baño de realidad. Estaban todas reunidas en el templo, de un
primer vistazo nos sorprendió la cantidad de niñas que había, tenía una explicación,
al parecer era bastante común que los disidentes desaparecieran sin dejar ni
rastro y las huérfanas tenias dos opciones, o el comercio sexual o el
monasterio, así que del mal el menos. Podríamos decir que se podían sentir
afortunadas pero sinceramente no vi ni una sonrisa en sus bocas y menos aun en
sus miradas. Recordare siempre que por mal que estemos con tanto que se habla
de la crisis en nuestro país, la realidad siempre tiene cosas mucho más crueles
que mostrarte. Después de esta visita algo en mi ha cambiado a la hora de
valorar ciertas cosas.
Shwedagon
Estupa copia de la situada en Rangún la capital, fue
construida aquí para que los Tailandeses, desde el otro lado de la frontera,
vieran lo que los Birmanos habían hecho con el oro de los templos saqueados en
sus incursiones. Aqui nos esperaban para acercarnos a las costumbres del país,
una simpática chica me acompaño y enseño como pedir suerte en un rito propio de
mi año de nacimiento, el del tigre. Una curiosidad era que tanto mujeres como
niños tenían cubierta la cara con una crema de color amarillento. Según supimos
más tarde era un remedio natural a base de plantas que usaban para proteger la
piel.
En el centro de la ciudad visitamos un monasterio típico de
el país, con sus budas diferentes a los vecinos y su construcción típica de
Myanmar.
De allí bajamos a un mercado de alimentos típico, la verdad
es que no vi ni un turista por allí. Con el inseparable dueño de los Tuk Tuks
atento a nuestros movimientos, paseamos por el viendo unos productos
extraordinariamente frescos, en unas condiciones higiénicas casi inexistentes.
Me encanto sumergirme entre los puestos, ver el día a día de este pueblo. Al
salir de la zona de puestos, nos ofrecieron una delicatesen local, Grillo frito
en aceite de palma, el sabor no era del todo malo, aunque la textura si dejaba
un poco que desear.
Como última parada, el mercado de las falsificaciones.
Parece ser que todo lo que compras en Tailandia esta manufacturado aquí, los
precios son de risa, como gran curiosidad diré que existían varias calidades de
falsificaciones, lo que te hace pensar que en el país vecino que solo te
tienden a ofrecer una la mayoría de las veces te meten gato por liebre. Aproveché
para comprar una maleta, ropa, mochila, gafas... y todo ello paso por la
frontera sin el mas mínimo vistazo por parte de los agentes de la ley y el
orden.
Gracias por compartir vuestras vivencias en Myanmar y por toda la información. Me han sorprendido las fotos de las niñas monjas budistas y lo que cuentas. Siempre que callejeas y te aventuras a recorrer a tu aire descubres sitios geniales y sorprendentes ( en todos los sentidos) y la realidad del país o ciudad que visitas.
ResponderEliminarGracias por compartir vuestras vivencias en Myanmar y por toda la información. Me han sorprendido las fotos de las niñas monjas budistas y lo que cuentas. Siempre que callejeas y te aventuras a recorrer a tu aire descubres sitios geniales y sorprendentes ( en todos los sentidos) y la realidad del país o ciudad que visitas.
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